viernes, 28 de octubre de 2011

Huuuuyyyyyyyy!!!!!!!!!!!!!!


¡¡¡¡Huy, huy, huy, huy!!!! ¡Por qué poco! Hemos estado a punto, al borde de los cinco millones de parados. Tan sólo 22.000 personas (¡qué egoístas ellos!) nos han privado de llegar a esa cifra tan bonita y redonda. Hoy han salido los datos de la EPA (que no significa “Escuela Pública Acabada”, ni “Estamos Parados pero Alegres”, sino que es la Encuesta de Población Activa) y resulta que en España hay ya 4.978.000 humanoides en situación de desempleo. Una cifra récord. El 21,56% de la población, que se dice pronto, oiga, está sin trabajo. Sí señor, campeones del mundo en desempleo. Si es que somos los mejores.

Ironías al margen, estos datos indican que no sólo no vamos a mejor, sino que es que vamos a peor. Como ya propuse allá por el mes de abril, los españoles tenemos cinco millones de razones para alzar la voz, para gritar, para quejarnos de la alarmante situación que está viviendo nuestro país. Por eso os recuerdo, queridos lectores, que aquí seguís teniendo un hueco para reflexionar, quejaros, compartir vuestras experiencias, vuestras penas y vuestras alegrías en el mundo laboral. Así que os animo que me mandéis vuestras historias aquí: juanpalomosinmiedo@gmail.com

Pero el problema no acaba en esta cifra de paro. Porque mientras cinco millones de personas están sin trabajo (o estamos mejor dicho, porque yo tras un breve periodo laboral he vuelto al desempleo), en este país pasan cosas tan lamentables como éstas:

La Unión Europea dice que la banca española necesita una recapitalización de 26.000 millones de euros. Los ilustres señores banqueros han reaccionado diciendo que no va a ser necesaria una nueva ayuda del Estado para hacer frente a esta exigencia. Pero, visto lo dicho en otras ocasiones y lo que pasó después, yo no me fiaría mucho de estos señores.

La CEOE pide (o más bien exige y veremos a ver si después amenaza) al próximo Gobierno más recortes, despido más barato, copago en los servicios públicos, bajarle los impuestos a los más ricos y otras barbaridades semejantes.




Rajoy amenaza con quitar el seguro de desempleo. O al menos con modificarlo, o no se sabe muy bien qué, porque no ha concretado. Ha lanzado la piedra y ha escondido la mano. Que ya tendrá tiempo de enseñar sus garras tras el 20-N.



Y por lo demás, siguen los recortes en sanidad y educación, y los de abajo vemos cada vez más lejos a los de arriba.

sábado, 22 de octubre de 2011

Octubre Verde

Verde que te quiero verde.
Verde que inundas la calle.
Verde que gritas al cielo.
Verde que luchas sin tregua.


El verde es el color de la esperanza. Pero hay una Esperanza en Madrid a la que no le gusta nada el verde. Porque el verde que inunda las calles madrileñas desde la vuelta al cole es un verde que simboliza la lucha contra los recortes en educación, que clama más enseñanza pública, que pide más profesores... Y claro, como Esperanza hace políticas educativas que van en la dirección contraria, a los madrileños, paradójicamente, la única esperanza que les queda es ‘desesperanzarse’ (o ‘desaguirreizarse’, si se prefiere) y “pedir la cabeza” de la presidenta de su comunidad.

Pero también hay catalanes, andaluces, castellanomanchegos, extremeños y demás españoles que creen que la educación es un pilar básico de nuestra sociedad y que no merece recibir el maltrato del que está siendo objeto por parte de los gobernantes. Y por eso han llegado hoy sábado miles de personas desde diferentes puntos de nuestra geografía para teñir de verde la capital de España.

Rememorando aquel octubre rojo de la revolución rusa, este otoño España está viviendo su particular “Octubre Verde”, su particular revolución educativa. Porque en este país hay muchos profesores, alumnos, padres y madres que creen y piden una mayor enseñanza pública y de más calidad. Pero para eso son necesarios más recursos y más medios, porque sin cimientos la casa se cae. Como dijo Pitágoras: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.

jueves, 6 de octubre de 2011

Eufemismos

La gente emplea constantemente gran cantidad de eufemismos para tratar de suavizar algo que se quiere decir. Es una forma de disfrazar las palabras para que no suene tan mal. Por ejemplo: en vez de decir que alguien es feo, le diríamos que tiene una belleza difícil de apreciar en las distancias cortas y a plena luz del día.

Pues los políticos, los empresarios, los banqueros... los poderosos en definitiva, utilizan muchos eufemismos, y ahora en tiempos de crisis más que nunca, para enmascarar la realidad o al menos quitarle un poco de dramatismo a la situación. Veamos algunos ejemplos:

  • Para no hablar de privatizaciones (en sanidad, educación, etc.), dicen que se está llevando a cabo una reordenación del sector público (esto se lo escuché el otro día a Griñán -PSOE- y hoy a Bauzá -PP- en Los Desayunos de TVE).
  • Inyectar liquidez a las entidades bancarias para que reactiven el sistema financiero, no es otra cosa que dar dinero a los bancos para que especulen.
  • Malversar es robar, aquí y en Pekín. Pero cuando se habla de mucha cantidad de dinero suena más bonito decir malversación que robo y llamar malversador al ladrón.
  • Cuando se habla de reestructuración en la empresa, es que van a hacerse importantes recortes de plantilla. Para entendernos, que van a despedir a un montón de trabajadores.
  • Zapatero se empeñaba en llamar desaceleración económica a la crisis. Y una crisis es una crisis, y por mucho que se hable de “difícil momento coyuntural”, “debilidad del crecimiento económico” o “brusca desaceleración”, la situación no pierde gravedad.
  • Y claro, por culpa de la crisis se han tenido que rescatar países como Grecia, Irlanda, Portugal y lo que está por venir. Y un rescate no es otra cosa que prestarle al país en quiebra dinero a un interés altísimo para que se endeuden aún más y tarden más tiempo en salir del agujero.
  • Y podríamos seguir diciendo que aquellos que tienen las rentas más altas son los ricachones de toda la vida. O que apretarse el cinturón es privarse de muchas cosas básicas para que otros no se priven de nada. Y que nunca ha habido recortes, sino reajustes presupuestarios. Y así, hasta el infinito y más allá, que diría el de Toy Story.